Al hilo del artículo: “Ciudadanos equipara el maltrato infantil con la violencia de género“, aparecido en http://www.msn.com/

© EFE El candidato de Ciudadanos a la Presidencia del Gobierno Albert Rivera. / EFE. Tomado de http://www.msn.com/
Estimado Albert, te voy a dar sabios consejos de alguien que sabe mucho más que tú y que además desearía poder votar por ti, como lo expliqué en un post de facebook y aquí en mi Blog, ya que mantengo que tú y tu programa parecen “lo menos malo” que se nos presenta en el trasnochado y casposo menú electoral.
Cierto es que nosotros, los ciudadanos, tenemos siempre los gobiernos que nos merecemos. A mí que no me miren, porque tengo ya 19 libros publicados dónde no sólo ofrezco los INSTRUMENTOS adecuados a los gobiernos del futuro, sino que analizo los escenarios que regirán al Mundo, generación tras generación, durante los próximos siglos y las tendencias de los próximos milenios.
Así que como nunca hablo por hablar, y porque todo lo fundamento de modo integral, te diré primero por qué sé más que tú y luego por qué estoy habilitada para darte un consejo. Y mil consejos.
Sé mucho más que tú, no sólo por abuela -que también-, sino por investigadora y descubridora de la materia que la Humanidad esperó ansiosamente y que cualquier gobernante -y ciudadano, si quiere elegirlo bien- debería dominar: el conocimiento del funcionamiento preciso del ser humano, de las LEYES QUE LO RIGEN -¡sí, fíjate, leyes precisas y por ende objetivas, universales, medibles y transmisibles!- y de las creaciones que produce: entre otras, las organizaciones (familiares, institucionales, académicas, nacionales y transnacionales, así como continentales), las ideologías, las instituciones etc.
Mis descubrimientos representan, no sólo para España, un salto científico cuántico de al menos tres siglos y están verificados sobre más de 120.000 casos sin encontrar un solo fallo a lo largo de 40 años de experimentación y de funcionamiento, y también porque, como consultora profesional, siempre me dediqué con inalterablemente brillantes resultados a los procesos de cambio estratégico de organizaciones, cuanto más grandes mejor, y también porque ya publiqué propuestas detalladas de procesos de cambio de varios países, entre ellos España. Pero sobre todo, porque lo hice al modo de la Diáspora judía: en mi cueva, en mi laboratorio, invirtiendo mi esfuerzo, mi espacio, mi tesón, mi pasión y mi fe en gente como tú, al consagrar mi tiempo privilegiando el Bien de la Humanidad, es decir la investigación rigurosa y difícil antes que mi éxito profesional personal. Siempre me di un sólo lujo, uno nada más: el de elegir a mis clientes empresariales y a mis estudiantes con el mismo rigor en que elijo a mis amigos.
Y puesta a hablar a calzón quitado -qué menos, con alguien unisex- yo enuncio lo absolutamente objetivo en lo que mí hace y en lo que a los demás también; y si de algo puedo presumir es de que no tengo Ego, así que no vayas a concluir, como lo haría el establishment que rige el planeta y al que dices aportar alternativas innovadoras, que lo que te digo aquí es petulancia, Es simplemente valentía, amor y honestidad. Enunciado desde un orgullo impecable, eso sí. Lo que es, ES y no depende del aval de nadie.
Y también te puedo dar un consejo -sabio, visto lo visto- porque soy mujer. Un hombre, cuando maltrata a una mujer, lo hace desde el machismo y la desvalorización, usando la fuerza bruta y la amenaza de aislamiento social, ya sea con secuestro de dinero, de poder o simplemente de reputación. Lo hace para silenciar su voz como ser humano, y lo hace también porque es un maricón -que no un homosexual, ya quisiera él- que se desquita de su sectario amor por los hombres, pegando a una mujer, tan sólo por no ser ésta ese oscuro objeto de deseo que él anhela poseer: un macho como él. Mientras que cuando una mujer maltrata a un hombre, lo hace porque es un bruto o porque ella es perversa, o sea, lo hace como alguien que estafaría, robaría o asesinaría a otro ser humano, indiscriminadamente.
Así que, no equipares ni trates de nivelar para sentirte inteligente más inteligente, usando un instrumento de discriminación y de eliminación de la complejidad de la Verdad: o sea, generalizando. Ya sabes que a fuerza de generalizar, uno acaba en el tópico y que eso te horroriza, y bien está, porque como decía Flaubert en el “dictionnaire des idées reçues” (diccionario de tópicos), el tópico es el compendio y summa de la imbecilidad humana. Cierto es. Y la “opinión” es su expresión “engolada”. Esto que te doy no es una “opinión”, sino un análisis inteligente basado en un diagnóstico objetivo y muy seguro.
Pero, espera, porque guardo el argumento más contundente para el final: sé del maltrato de género -del machista, se entiende- más que tú, porque soy Judía y en lo que a mí hace, me consta que al menos en el año 70 D.C ya lo éramos de parte de padre y que desde mucho antes de 1492 ya lo éramos de parte de madre (Españoles toledanos, en mi caso). O sea, que lo soy por los cuatro costados.
Así que, en mi memoria genética guardo la herida y los moratones del MALTRADO DE GENERO que mi Pueblo sufrió y sufre aún, PORQUE SE LE TRATÓ CON BRUTALIDAD MACHISTA, por el simple crimen de ser pacíficos, evolucionados, civilizados y CIUDADANOS -¡ellos sí- ejemplares. Sí, Albert, desde el 70 D.C, se trató a mi Pueblo, Pueblo de HOMBRES y de MUJERES con mayúsculas eso sí, puesto que ni Machistas ni Hembristas, y sólo con el propósito de humillarnos, tal como los machos trataban a sus hembras por aquél entonces. ¡Tal cual! pues si te fijas bien, todo lo que nos tenían prohibido, es lo que prohibían a sus mujeres. Y también las mataban impunemente por maltrato machista. Entonces, como todo maltratador, también necesitaban humillar y pulverizar nuestro orgullo e integridad, y decían que somos débiles, incapaces de luchar. Si tú también lo dudaras, date una vuelta por nuestra historia bíblica, o por Israel…
Vale, resumamos, pues esto ya me está cansando: si se presenta uno como innovador, no se es Yuppie de los años 80 a estas alturas, Albert. El Programa unisex que ofrecía a la mujer vestir traje de chaqueta e imitar al hombre para ser aceptada por él, fracasó estrepitosamente; afortunadamente. La mujer y el hombre son idénticos en integridad, completitud, potencia y belleza, pero, afortunadísimamente, diferentes y complementarios; y la caballerosidad e instinto de protección de un Hombre verdadero, es lo menos que él nos debe. Como el preocuparse por la seguridad del hombre y por su éxito, también es lo menos que os debemos, las mujeres. La prueba, es lo que te estoy dando, altruistamente, justamente por ser mujer.
Y como conclusión: por favor, Albert, no intentes diferenciarte cuadriculando la razón y metiendo todo en cajitas estancas. Ya con Rajoy estamos más que tristemente servidos en eso. Y lo sabe hacer mejor que tú.
Con un giño de despedida por hoy, Albert: léete lo que escribo sobre el Constructor en”El Esplendor de lo Humano” y si quieres ser innovador, apréndete de memoria toda la “Metametodología MAT de Innovación y de Creación” (son sólo 784 páginas). Es tu diagnóstico y tus puntos fuertes a explotar, que aún no has ni rozado. Pero prometes, lo dije y lo mantengo, Albert.
Espero que tengas la inteligencia y la sensibilidad de rectificar y que eches a patadas al esperpento ese que nombraste tu representante en el debate, como te emplazo a hacer en el post de ayer. Porque en el hoy, no merece ni que se la nombre.
Preciada Azancot, 12 de diciembre de 2015
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